Una vez escogido el centro y el diseño, el tatuador deberá limpiar la zona donde dibujará. Normalmente se usa alcohol o algún líquido desinfectante para limpiarla, y también a menudo hay que eliminar el vello si este existe en dicha zona.

 

 

Entonces se lleva a cabo la fijación, se aplica un transfer con el dibujo escogido encima de la piel. Este no debe ser agresivo con la piel, no ha de contener sustancias químicas o alérgenos que puedan irritarla. Hay que ir con cuidado durante la aplicación del transfer, que si éste queda mal colocado el proceso no estará bien hecho y el tatuaje quedará mal.