El artista tatuador empezará preparando las máquinas de tatuar, es decir, ajustando las agujas, puntero y pigmentos necesarios. Debe asegurarse de su esterilidad y seguridad. No debe quedar ningún resto de los usos anteriores. Una vez hecho esto, el profesional puede aplicar una capa de vaselina con la ayuda de una espátula de madera. Todos los pasos anteriores deben realizarse con guantes estériles nuevos, es decir, no usados anteriormente.

 

A partir de aquí es cuando empieza el tatuado propiamente dicho. Normalmente, durante los primeros momentos el cliente está nervioso y la piel es más sensible, por lo que la primeras líneas de dibujo generalmente duelen más.

 

 

A medida que la piel se acostumbre la piel se va relajando y el proceso ya no duele tanto. Se reduce a una vibración perfectamente soportable. Una vez finalizado el proceso de delineado, empieza el sobreado, un paso que sólo es necesario cuando el tatuaje tiene más de un color. Esta parte es menos dolorosa que la anterior.